APRENDIENDO A MORIR
Aprendiendo a morir todos los días
y nunca me acostumbro.
Siempre mirando fijo al polvo
a ver si se levanta una esperanza.
Sólo queda camino en estos ojos.
se me van los diciembres de la mano.
La tristeza me sube por toda la estatura.
Algunas tardes claras,
se quedan detrás de mis pupilas
irremediablemente.
Comprendo, entonces,
que hay que buscarse una esperanza
para seguir viviendo.
Hombre aprendiendo
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