EL BUEN COBIJO
(TARDE AMARILLA)
Entre estos muros graves en que crece
la ciudad donde habito, el viento viene
levantando el otoño con sus ramas
terribles por mis ojos asombrados.
Es pan de nadie este amarillo vuelo
malo para mirar; solo la casa
ofrece buen cobijo en esta hora
primera de la tarde, donde el ocio
y el tedio nos hacen compañía.
Y así vamos hablando
sin decirnos palabra
de un tiempo que vendrá,
o que ha pasado. El viento
se detiene muy cerca de tus ojos.
Algo sencillamente humano
ha rozado un instante
tus labios o mis labios.
Renacimiento
Oficio elemental
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